Como os decía ayer, nos tocaba volver hoy de Tarifa; pero ya veis que no se puede prever todo… El objetivo del viaje fue principalmente el de capturar currucas para un trabajo de ácaros de Sofía; tocará volver cuando se sepa algo de mis trampas de mosquitos, que se supone llevan desde hace un par de semanas “en envío” y aquí no han aparecido.
a Durante los tres días que pudimos trabajar (uno junto al río Valle, en la costa; y dos en la Sierra de Ojén -foto-, en San Carlos del Tiradero) amaneció más o menos despejado para luego irse cubriendo y empezar a llover. Así, aprovechamos las primeras horas para capturar las aves y luego tiramos de lona para trabajar a cubierto durante el resto de la mañana.
La situación no era del todo ideal, y luego durante la tarde tocaba intentar secar material y datos en la habitación. El impedimento de la lluvia, que no nos permitió conseguir todas las currucas que queríamos (por lo que habrá que volver el próximo invierno), supuso sin embargo que ésta haya sido la vez en la que más relajado resultó el trabajo de campo, con horarios normales hasta cierto punto de comidas y sueño.
Finalmente, y como ya dije, el sábado acabaron de descoserse los cielos y allí ya no pintábamos nada; así que nos volvimos. Aprovechamos sin embargo unos breves momentos de sol para recorrer los campos de la antigua laguna de La Janda, gran humedal del sur de Cádiz desecado (como tantos otros) a mediados del S. XX y que con las lluvias de este invierno recuperó en cierto modo esplendores pasados. Una última imagen de garcetas grandes y rebaños de calamones, de las primeras golondrinas comunes y dáuricas flotando en el aire; y hasta la próxima, que ojalá que sea pronto…
Finalmente, y como ya dije, el sábado acabaron de descoserse los cielos y allí ya no pintábamos nada; así que nos volvimos. Aprovechamos sin embargo unos breves momentos de sol para recorrer los campos de la antigua laguna de La Janda, gran humedal del sur de Cádiz desecado (como tantos otros) a mediados del S. XX y que con las lluvias de este invierno recuperó en cierto modo esplendores pasados. Una última imagen de garcetas grandes y rebaños de calamones, de las primeras golondrinas comunes y dáuricas flotando en el aire; y hasta la próxima, que ojalá que sea pronto…
2 comentarios:
Que envidia, estuvisteis muy cerca de la Isla. Pena que no recorrieseis las salinas: os habría gustado.
Es una pena, sí; siempre las vemos de pasada desde el coche entre Cádiz y Tarifa y parecen muy interesantes...
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