Tras dormir apaciblemente me levanté cuando ya mis compañeros salían a sus respectivas primeras clases. Desayuné y me entretuve un rato por la casa antes de tirar para Lund... A las 12 había quedado con Staffan, el profesor encargado de recibirme; para saludar, dejar las muestras que llevaba a buen recaudo y ver un poco el laboratorio. Por supuesto Staffan no estaba ni a las 11:50 cuando llegué, ni a las 12 ni a las 12 y cuarto; apareció corriendo a las 12:20, dejamos las muestras en la nevera y hablamos un poco mientras se comía rápido un bocadillo antes de volver a clase. En ese breve tiempo consiguió explicarme que él se iba dos días de excursión con los alumnos y que a la vuelta iba a estar más liado aún; y colocarme con un pobre estudiante noruego del departamento que pasaba por allí para que me explicase él cómo iba todo. La verdad, no sé a quién me recuerda; es como si no hubiese salido nunca de la planta 9...
Total que aunque no pensaba hacer mucho acabé quedándome un rato en el laboratorio. Por lo demás, haciéndome a la vida en Suecia: ya tengo teléfono móvil y tarjeta del autobús; y poco a poco voy vaciando el supermercado y llenando las baldas que me tocan por toda la casa. ¿Pajareo? De momento y estrictamente hablando cero. Me ha llamado la atención que, por comparación con Noruega, aquí hay mucho menos pajarillo (echo en falta los zorzales reales, la verdad) y más córvido; urracas, grajillas, grajas y cornejas cenicientas campan a sus anchas por doquier... Pero bueno, ya irán cayendo los bimbos, ya...
1 comentario:
Pues nada, a aclimatarse lo mejor que se pueda. Y a llevarlo con calma. me alegra que todo bien, lo de pajarear seguro que no tardará y los bimbos menos. saludos
Publicar un comentario