Nada más llegar a la estación de tren de Lund el 31 de agosto empecé a darme cuenta; y posteriormente no he hecho sino confirmarlo: O la proporción de gente que no distingue los colores es en Suecia mucho mayor que en cualquier otra parte, o simplemente muchos no saben (o les da absolutamente igual) ir mínimamente conjuntados.
Ahondando en el tema de la ropa, parece que también el aguante térmico de la gente (me refiero a los que tienen pinta de ser de aquí, no a los extranjeros) varía muchísimo más que en cualquier otra parte: casi a cualquier hora del día, e independientemente de que llueva y haga viento o haga sol y pasemos de los 20ºC, se encuentra uno a la vez gente de manga corta y otros que parecen decididos a llegar al Polo a pie...
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