8/9/09

El “lundboratorio”

Bonita palabreja; espero que os guste, porque me la voy a quedar... Ya llevo una semanita trabajando en la Facultad y estoy en condiciones de contaros algo; ¡no mucho, que me quedo sin entradas! :-)
No os voy a engañar; de entrada el laboratorio me decepcionó algo: Ciertamente tiene más recursos y algunos aparatos que nos vendrían muy bien en Madrid; pero está igual de superpoblado y de manga por hombro que cualquiera de los laboratorios que he pisado, y cada vez estoy más convencido de que todos los laboratorios del mundo vienen a ser iguales... Por lo demás la gente es bastante normal; maja incluso, y dispuesta a ayudar en lo que se les pregunta. Me da sin embargo algo de reparo ahora al principio tener que estar importunándoles de continuo preguntando cosas; pero es que algunas maneras de hacer las cosas cambian bastante y no me queda otra (algunos protocolos y medidas de seguridad creo que los desarrollamos mejor en España, por cierto; aquí nadie lleva bata, y cómo trabajan con el bromuro de etidio es de juzgado de guardia...).

Hay sin embargo dos cosas que no me gustan de ninguna manera...
1. Hay una centrífuga de vacío, para secar tubos... ¡¡¡con 40 huecos!!! ¡¡¡40!!! ¡¿Pero a quién se le ocurre semejante disparate?!
2. En frente de la ventana, frente a la que me paso las horas sentado por estar allí la poyata, medra en el jardín un pequeño bosquete de robles y muchos arbustos. Y hoy, que hace objetivamente sol y bastante calorcito, no paraban de moverse bichos en paso saltando de una rama a otra; que los colirrojos reales enseguida se reconocen por la cola, claro, pero todas las demás historias estaban a la distancia justa como para escaparse a ser identificados (y, en su caso, tachados); ¡es una tortura!

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