15/2/12

Encuentros desafortunados en la playa

Por estar en Edimburgo durante buena parte del primer cuatrimestre, Sofía y yo nos perdimos casi todas las prácticas de Vertebrados, así que este curso tenemos la docencia concentrada en los próximos meses. Yo tiro de las cotorras y de ZAVT, y con esto tengo más que suficiente (para cubrir las horas, que no las ganas); y Sofía este año se ha decantado por coger las prácticas de los pequeños, de Zoología de 2º del nuevo Grado en Biología. Esta mañana subía yo con ellos en el ascensor; hay que ver, ¡cada vez más jóvenes...! (la excusa de siempre).

Y ha empezado ayer Sofía con las prácticas de poríferos y cnidarios; animales que con el paso de los años y la falta de repaso resultan ya casi tan ajenos para nosotros como para ellos. Y todo este rollo para justificar unas fotos que vi hace unos días y que me apetecía enlazar... Supongo que ya sabréis lo que es una carabela portuguesa Physalia physalis; y si no os lo digo yo. Aunque recuerda a una medusa es en realidad una colonia de animales: uno de ellos forma el flotador que mantiene a flote a la colonia; otros en cambio forman los tentáculos cazadores (que llegan a tener decenas de metros) o en digerir las presas, normalmente pequeños peces. Todos juntos, flotan de un lado a otro por los mares cálidos de todo el globo, siendo de cuando en cuando arrastrados a las playas cuando hay tormenta. Y allí, cuando lucen inofensivos sobre la arena, pueden originar malos encuentros: como este correlimos tridáctilo que da en una playa tejana un respingo de dolor, magistralmente captado por el fotógrafo. La escena, que casi resulta graciosa, no lo fue tanto para el correlimos, que tras unos cuantos intentos de quitarse el tentáculo urticante, acabó así... en fin; hay que andarse siempre con mil ojos.

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