17/2/12

Deshielo

Últimamente la chavalería está bebiendo mucho en la calle, y por últimamente me refiero no solo a esta semana de estrenada libertad postexámenes, sino ya a las semanas anteriores: volviendo a casa desde la facultad a través del pinar del Clínico me he encontrado con un botellón casi cada día; botellones a la europea, por aquello de empezar a beber a las cinco de la tarde... El tema es que, aunque ahora a Dios gracias ya parece que vamos dejando estos días de frío atrás, en las jornadas de ola y resaca polares sucedía una cosa curiosa: saliendo de casa por la mañana, uno se encontraba aquí y allá los típicos vasos de tubo tirados, con un charquito al lado de colores variados, y los hielos encima. Y ahí está el detalle, en los hielos: el alcohol, que se congela a menor temperatura, seguía desparramándose por ahí; pero cuando el termómetro baja de 0º los hielos aguantan como unos campeones, desangrándose agónicamente a lo largo de todo el día, a medida que el sol va arañando grados positivos, resistiendo hasta empalmar, ellos también, con el botellón del día siguiente...

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