16/6/12

Perama, Kontokali, Criseda...

"La isla se extiende frente a las costas de Albania y Grecia como una larga cimitarra mordida por la herrumbre. La empuñadura es la región montañosa, pedregosa y yerma en su mayor parte, con imponentes peñascos que frecuentan el roquero solitario y el halcón peregrino. Sin embargo, en los valles de esta región escarpada, donde el agua mana abundantemente de las rocas rojas y doradas, hay bosques de almendros y nogales que dan sombra fresca como un pozo, batallones espesos de cipreses como lanzas, e higueras de plateado tronco y hojas del tamaño de fuentes de mesa. La hoja de la cimitarra la forman ondulados edredones verde-plata de olivos gigantescos, algunos se dice que más de cinco veces centenarios, y cada uno irrepetible en su estampa artrítica y encogida, acribillado el tronco por cien agujeros como una piedra pómez. Ya hacia la punta de la hoja está Lefkimi, con dunas centelleantes que hacen daño a la vista, y extensas marismas ornadas de hectáreas de cañas que crujen y susurran y bisbisean subrepticiamente. La isla se llama Corfú."
... no sé si el campo de juegos de mi imaginación infantil seguirá pareciéndose mucho a como lo describía Gerald Durrell en 1969, echando él mismo la vista treinta años atrás; ojalá que sí. Habrá que preguntarles a mi madre y a mi hermana mayor cuando vuelvan de allí, tras pasar una semana a primeros de julio.... No; no tengáis pena por mí: me ofrecieron ir y hubiera podido acompañarlas. Me negué, con novecientas noventa y nueve excusas; todas ellas absolutamente ciertas. Y añado ahora una, para redondear la cifra: "no dejes que la realidad te estropee un bonito recuerdo"... aunque sea imaginario.

1 comentario:

Anónimo dijo...

ah pillaban!, ainda estas a tempo