5/2/15

Andújar, a mayores del lince

 Cuando se habla de los tres grandes carnívoros ibéricos (lobo, oso y lince), siempre termina saliendo en la conversación una frase tipo "... pues hay bastante gente que va a la Culebra/Somiedo/Andújar y se vuelve sin verlo". Me lo podía creer perfectamente del lobo, y también del oso, pero no del lince; en todo caso de alguien que fuese de paseo a mediados de agosto con la música puesta. Pero en enero, cuando Andújar se llena de ojos escudriñando el monte, de gente que te dice dónde está viendo los bichos (o que no puede evitar delatarse, aunque lo intente)... pues no, en enero es "imposible" no ver linces. Eso les conté yo a los miembros del grupo que no lo habían visto... y eso pudieron echarme en cara cuando nos volvimos de vacío. Aunque no fue culpa mía que se nos juntase un fin de semana de mal tiempo, monterías y concentración motera...

 ¿Y qué se hace en Andújar, cuando uno no ve linces? Pues, aunque la mayor parte del Parque sean cotos de caza de acceso restringido, queda bastante que ver. Aprendí a ver este año por ejemplo con un criterio algo más estético el salto del Jándula, yendo más allá de la pura funcionalidad de la presa como generadora de energía eléctrica y posadero de roqueros solitarios.

 Por otra parte, a veces la gente va tan enlinzada que no tiene ojos para ver que hay mucha fauna más allá del dichoso gato, y este año, aunque fallaron el búho y el águila reales, e imperiales sólo vimos una, nos hartamos de ver ambos buitres, y ciervos, gamos, jabalíes, muflones, cabras montesas... y un montón de pajaretes rumbosos.

 Y  animales "domésticos" también, si es que así se puede considerar a los toros que pastaban entre los característicos pesebres de granito de la zona.

 Y flores, claro. No podían faltar los Narcissus jonquilla, para estrenar bien el año.

 Siguiendo con nuestro descubrimiento del otro Andújar, el sábado por la tarde nos acercamos a ver el castillo árabe de Burgalimar, en Baños de la Encina.

 Y el domingo por la mañana, antes de comer, la Basílica de Nª Sª de la Cabeza.

Y una foto (de Vero) de grupo para terminar. Como digo, me volví con pena de que los cuatro del grupo que se estrenaban en la zona no viesen el famoso lince, pero creo realmente que el parque tiene tantas cosas que ver, y que ello supieron ver, que fue mayor mi pena que la suya. Así que todos contentos... y con ganas de que llegue la primavera y de escaparnos a Monfragüe, donde sí es imposible que algo salga mal.

2 comentarios:

Vero dijo...

Bien salvada la entrada, jajaja! Pero no quiero dejarla sin comentar lo tramendamente divertido del fin de semana,que no solo de especies vive el bichero. Canciones, juegos, risas, bromas, confesiones y ternuras... En lo social, ha sido dificil de superar.

PD - Siento decirte que en la escisión, sumamos alguna que otra imperial y una posible real que, como imaginas, no está incluida en mis observaciones del año (aún).

Besos!

Antón Pérez dijo...

... Tengo los huesos desencajados
de buscar linces, sin resultado.
Tengo el cuerpo, muy mal
pero una gran... VIDA SOCIAAAALLLL...