3/6/14

Sexo en el cazadero

 Quede constancia de que me parece un desaire inmerecido que, entre los mil y un wasaps que con mayor o menor gracia se mandaron ayer con motivo de la noticia del día, todo el mundo se acuerde de los elefantes y nadie del malhadado Mitrofán... de los osos seáis comidos, como Favila el nombrado.
En fin, al lío. Ayer echamos el día Joaquín, Álex y yo en El Pardo, antiguo cazadero real (jeje, al pelo viene), pero persiguiendo unos cuadrúpedos bastante más pequeños: nuestras queridas lagartijas colilargas. Terminamos ya los experimentos del máster de Álex con la primera ronda de lagartijas, que liberamos la semana pasada; y empezamos ahora con la segunda y última.

 Las hembras como las de la imagen no nos interesan esta temporada, en que sólo trabajamos con los machos, pero hay algunas tan tranquilotas y majas que bien se merecen salir en el blog.
De hembras, machos y viceversa estaba El Pardo lleno en cualquier caso: el calor altera las hormonas reptilianas y andaba el sotobosque revolucionado. En muchas especies ibéricas de lagarto los machos suelen acompañar a la hembra escogida a lo largo de todo su periodo fértil, para asegurarse de que sólo ellos la fecundan. Y aunque ayer vimos más de una hembra que a punto de reventar parecía con la tripa dilatada por los huevos en desarrollo, se ve que muchas estaban todavía iniciando la cría, pues lo normal fue que encontrásemos los bichos por parejas, como preparándose para entrar en el Arca.

 Parejitas como ésta que, cegada por el impulso reproductor, se paseó entre mis piertas durante un buen rato.

 El "cortejo" de los lagartos se asemeja más bien a una violación por agotamiento. el macho muerde los cuartos traseros de la hembra, que intenta escabullirse, llegando incluso a girarse y a morderlo. Pero él no suelta presa y enganchado a ella se va dejando llevar de un lado a otro.

 Agotada por fin la hembra, el macho avanza posiciones, y pasa de morderla en la grupa a sujetarla por el cuello. Y comienza a girar el cuerpo para situar las cloacas una junto a la otra.

 Y se produce por fin la cópula, que puede prolongarse algunos minutos, en una postura, como veis, "lateral", y con pinta de bastante incómoda. Esto no supone mucho problema para lagartos y serpientes, pues poseen dos hemipenes, y según el lado por el que ataquen usan el correspondiente. Y poco más, poner los huevos cuando maduren dentro de la hembra y tal y cual; y hasta el año que viene. No sé si alguna vez os habíais preguntado cómo se reproducían las lagartijas... sea cual sea la respuesta, el proceso ya lo veis aquí ilustrado.

Y aquí estamos los tres, tras pasar un día la mar de entretenido y provechoso, pues cogimos todos los bichos que necesitábamos. Gracias en buena medida a Joaquín, que tras sus años de tesis con esta especie ha desarrollado una habilidad preternatural con la caña y consiguió casi la mitad de los ejemplares. A ver si conseguimos que nos acompañe cuando toque repetir en Navacerrada...

2 comentarios:

Javi Pato dijo...

Con este título apuesto a que esta entrada te dispara las estadísticas :P

Curioso todo el asunto y bien documentado sí

Antón Pérez dijo...

Hay que saber captar la atención de los lectores, jeje.