2/7/13

Amo (mi/de) casa

Intuyendo lo que me esperaba (el lío de maletas rehaciéndose, paquetes por aquí y por allá y tres familiares a grito pelado), ayer alargué las horas en la Facultad, esperado llegar a casa con el tiempo justo de saludar a mi madre y a mi hermana antes de que iniciasen viaje los tres; pero pese a las precauciones el encuentro fue tan breve como intenso... jeje, qué descansado me quedé al verlos marchar... 
Como a mi hermano le faltan horas en el día con todo lo que tiene que trabajar, desde hace algunos meses viene una señora a planchar su ropa dos veces por semana. Y de paso "limpia", en general, relevándome a mí de esa tarea que a ratos me entretenía y a ratos me costaba; pero que nunca me ha amargado demasiado. Pero ahora en verano, con la señora camino de su casa, me toca a mí retomar estos quehaceres domésticos; cosa que aproveché para empezar a hacer a la que cogieron éstos el taxi al aeropuerto... y vaya si salió mierda; en fin en fin: porque está claro que, aunque algo parezca limpio, nunca lo está tanto como cuando lo limpia uno. Y es que en un piso hay demasiados rincones de ésos que por prisas o falta de altura (de la señora) quedan sin limpiar, y a medida que pasan las semanas se va acumulando la roña... pero nunca más; al menos durante estos meses... Como ya os he puesto aquí alguna vez, si quieres dormir bien, hazte tú mismo la cama.

5 comentarios:

Javi Pato dijo...

jejeje, vaya maniobra. jaja

"Lanchar", "cotado"... jiji. Las prisas con los quehaceres no te permitieron revisión. Más gracioso así, q con mi imaginación me he imaginado toda la ropa ufana en una lancha surcando el mar cuál Miami Vice. jajaj

Antón Pérez dijo...

¡Huy, qué graciosetes estamos hoy! Alguien ha desayunado payaso... no sufras, ea; que ya he corregido ésos y otros errores ;-p La verdad es que sí que estaba mal escrita... :-/

Sonia dijo...

Marujo.

Sonia dijo...

Pero me ha hecho gracia la entrada. Te he imaginado trasteando por tu casa atabiado con un mandil y un plumero de plumas de avestruz, de esos tan suavitos.

Antón Pérez dijo...

Yo soy más de trapo que de plumero, y mandil no uso; pero mientras pienses en mí, imagíname como quieras ;-)